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Ten siempre presente a tu Creador
    antes de que el sol, la luna
y las estrellas se oscurezcan,
    y vuelvan las nubes oscuras después de la lluvia.
Cuando te llegue esa época,
    tus brazos perderán la fuerza;
tus piernas se debilitarán y se doblarán;
    se te caerán los dientes
y no podrás morder bien la comida;
    y tu visión será borrosa.
No oirás bien,
    no escucharás el ruido en las calles,
    ni siquiera el de la piedra que muele tu trigo.
No oirás cantar a las mujeres,
    pero el canto de un pájaro
te despertará en la madrugada
    porque no podrás dormir.

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